lunes, 25 de mayo de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe III

Ayer viví algo histórico, al parecer. Yo espero más de la Historia, la verdad.

Si hay algo bueno de nacer tarde es que uno se ahorra en disgustos, porque esa mayoría de grupo organizado, que ríete tú de mafias italianas, empieza a bajarse del trono, y se desintegra poco a poco para mayor alegría de la gente buena. Y de los chiquilines como yo, que nos ahorramos el comprobar por nosotros mismos nuevas corruptelas.

Yo es que veía a Manuelatodocorazón y veía a Esperanzasobradaespoco y ya lo tenía claro. Vamos, que no hacía falta que me explicasen nada de Púnicas, Gürteles y casinos puteros. Era ver esas dos caras y sacar mis propias conclusiones.

De la una pensaba: Ya podía ser otra abuela mía. Y me veía tomando chocolate a su lado mientras escuchaba historias de luchas y derechos, y salíamos a pasear en bicicleta… Yo ahí, en la cesta de la bici de Manuela, dale que te dale, sobre un Madrid limpio, verde, y lleno de vida en las plazas. De la otra pensaba: tengo a esta de abuela y ya puedo empezar a aprender a correr. Me veía merendando en un salón inmenso y frío un bocadito preparado por una tipa rara vestida de pingüino. Ni rastro de historias. Me imaginaba atrapado en un coche en el que tenía que comunicarme con mi abuela a través de un cristal, como en los taxis que han sufrido atracos.

- Abuela, tengo pis
- Pues te esperas
- Abuela, es que tengo mucho pis
- Mierda crío. Bueno, voy a parar
- ¿Aquí, pero estamos en medio de la Gran Vía? ¿Dónde hago pipí, abuela?
- Paramos a que yo saque dinero. Tú el pis te lo aguantas

Ya saben lo difícil que es aguantar el pis cuando uno se está meando porque una tipa vestida de pingüino le ha enchufado varios Cola Caos para no molestar a la abuela (que está contando dinero, chiquitín…) Súmenle a esto que uno está cagado de miedo.

Era pensar de nuevo en Manuela y su bicicleta y mearme de gusto en el pañal. Automático.


Así que estoy que no quepo en mi por lo que ha pasado en Madrid, aunque he de reconocer que ese concejal 21 me tocó la moral. Bueno, ese y los otros veinte. Me causa mucha ansiedad que haya ciudadanos que aun pasando lo que pasa sigan confiando en esas mafias… Me hace vivir en vilo, no me fío de mis vecinos, y miro con tristeza a según qué chiquilines cuando veo que les pasean abuelas altivas, rubias de bote.

Y esto por Madrid capital que aunque no es hoy por hoy mi sitio, lo es de corazón de Lamama y el Páter, que recordaban, con poco criterio, a un tal Tierno Galván.  En lo que se refiere al pueblito costero diré que tengo más miedo todavía. El PP ha arrasado con 7 concejales, seguido del PSOE con 4, 1 de Compromís y 1 de Ciudadanos.  Es decir, mayoría absoluta para los corrompidos. En la Comunidad podemos salvarnos si hay pacto PSOE, Compromís y Podemos. Lo habrá, porque en esta autonomía se ha escrito demasiadas veces la palabra corrupción con mayúsculas. Lo mismo ocurre en las tres capitales de esta provincia… Así que bueno, hay que alegrarse.

Pero en el pueblito… ¡Ay, en el pueblito!…

Lo que a mí me toca, hoy por hoy si sigo viviendo en esta aldea, es desarrollar la compasión. Apiadarme, sí, de muchos de mis compañeros de la escuelina que viven con votantes de corruptos. Hacer alarde de misericordia y comprender posibles felonías… Los desmanes que ocurran en clase han de quedarse dentro; y serán a cuenta del Sistema, siempre que se demuestre que se trata de actos propios de un adoctrinamiento feroz, inculcado en hogares votantes de corruptos.

Es difícil luchar contra los elementos, y como tal habré de comprender que mis compas no son malos de corazón sino que son adoctrinados diariamente en hogares jaleadores de mafias. De todas formas, ojo con las generaciones venideras porque he visto algunos actos en clase propios de auténticos guerreros libertarios. Vamos a tener que movilizarnos muy seriamente, y hacer alguna asambleílla próximamente. Hemos de darnos prisa en aprender a manejar bien la lengua de los grandes y ponerles los puntos sobre las ies a todos esos padres y abuelos abducidos.

Es la hora de los nietos libertarios. 

martes, 12 de mayo de 2015

Siddharta o cómo ser un guiñapo con estilo

El páter alucina. Qué tío más genial. Anda que no han pasado ya días y aun me sigo riendo. Pues no va y dice que es la reencarnación de Siddharta. Sí, sí, así como lo oyen.

Si yo estoy que no quepo en mí ante tamaño dispendio de egolatría y disparate, imagínense Lamama. Pero como el rigor es importante –me lo recuerda un tal Inda cada semana- recularé ya mismo… Tal y cómo lo hizo el Páter cuando Lamama le aseguró que semejante sentencia era carne de blog.

- Si es que soy la reencarnación de Siddharta.
- ¿Pero tú te estás oyendo? Venga vale, lo que digas.
- Vale no… Soy lo más cercano a la reencarnación de Siddharta que tú has conocido.
- Que sepas que ahora tienes que medir más lo que dices
- Dilo, venga, ponlo en el blog; pero ponlo en contexto. A lo que yo me refiero es que no me gusta el fetichismo de la mercancía… Yo más bien soy del valor que tienen los productos por su utilidad
- …

Yo en ese momento me atraganté. Ya me daba igual Buda, Alá o Ganesha, el elefante ese con muchos brazos. Lo que me interesaba era el origen de aquéllos dictámenes. El delirio de grandeza –justificado, vale- del Páter tenía un germen que se resumía en mi vestimenta: camisetas, pantalones, bodies de todos los colores habidos. Parece que los anuncios de "Por fin llegó la primavera" -o el verano- de según qué establecimientos comerciales nada van a tener que ver conmigo. Desde bien joven se va a encargar el Páter de que no me haga un adicto a la moda.


Hace una calufa de escándalo en el pueblito costero. La chicharrera a la hora de almorzar es tan considerable que los lugareños se han preocupado de liberar sus carnes y tapar apenas esos puntos dignos de ser tapables por no sé qué mierdas del pudor –yo no tengo nada digno de tapar parece ser-. El pueblo ha sido subyugado por el periodo estival y el olor a salitre caliente embriaga toda la costa.

Y mientras la villa se viste con sus mejores galas, animada por un sol esplendoroso, yo no tengo malditas galas que ponerme.

Hace unos meses, cuando llegamos y dejamos la capital, con sus virus y sus bacterias, hacía por aquí un frío de cagarse. Bueno, no, no era para tanto, pero sí era lo más parecido al frío que yo he conocido (Páter dixit). Llegamos abrigados hasta las orejas, y mi maleta venía cargada de mangas largas, que Lamama había doblado con primor.

Contábamos con regresar antes, cuando aún el calor sofocante si acaso se vislumbrara en la lejanía. Pero los planes cambiaron: que si qué bien se está aquí, que si Elprenda ya está habituado a la escuelina y no vamos a cortarla ahora, que si aquí trabajamos mejor. Total que seguimos. Estamos en el pueblito costero como lo está también aquella lejanía, que ni siquiera ha mutado en cercanía sino en un “zas en toda la boca”.

- Hay que comprar al peque ropa de verano pero YA
- Qué dices, anda
- A ver, el tiempo ya ha cambiado del todo y no va a volver a refrescar
- Tú quieres camisetas cortas, pues yo te daré camisetas cortas.

Llevo toda mi vida escuchando hablar de recortes, y por fin ha llegado mi momento. Este nuevo Siddharta quiere cortar aquellas mangas largas que Lamama dobló con tanto esmero. Y yo voy a ir por el mundo con andrajos.

Páter me guiñó un ojo. Ahí fue cuando me atraganté. Pensaba: guiño, no, guiñapo.

Pero Páter no se amilanó, y continúo con su discurso… Blablabá… el valor de uso… blablablá… el valor de cambio… blablablá… las utilidades…. Blablablá… estamos subsumidos a la lógica del capital...
Y a medida que su letanía se hacía más intensa mi corazón se hacía más rojo y latía con más fuerza; y me daban ganan de rasgarme las vestiduras allí mismo. Darle razón de ser a mis flamantes incisivos de leche y zas zas zas, seccionar las mangas largas de un plumazo y quedarme más fresco que una lechuga.  

Parece que la arenga caló algo también en Lamama que torcía y destorcía el gesto.

- Bueno, podemos cortar alguno, pero también compramos tres o cuatro.
-Tú verás si quieres gastar
-Y cortarás los que yo diga
-¿Pero no te das cuenta que da igual que tenga un pulpo o un mono estampado? Lo que importa es su utilidad…

Así que así estoy, voy a ser la sensación de la escuelina. De todo el pueblito costero. Haré que la moda de los 80s de recortar todo lo recortable reaparezca.
Además, los grandes sí que tienen un porqué para reestructurar sus armarios (temporada fría, temporada caliente) pero a mí cuando vuelva el frío no me va a valer nada de esto, así que está bien darle más uso a las pamplinas estas que visto y calzo. Por lo único que lo siento es por si algún día tengo un hermano… Pero me voy a callar, no vaya a ser que el Páter quiera guardar las mangas y darles un remiendo si es que la prole sigue aumentando.

Ardo en deseos de estrenar mis “nuevas” camisetas y crear tendencia en la aldea. Que todos los niños y niñas vayan en busca de sus padres tijera en mano. Mientras, yo estaré meditando en la arena de la playa como si fuera mi padre mismo, el gran Siddharta… 

Y digo yo que menos mal que se reencarnó ese, si hubiese sido Ganesha habría el doble de mangas que cortar… 

lunes, 4 de mayo de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe II

Últimamente pienso en los detalles. Me dejó cavilando eso del cambio y el recambio.  “¿Cambiamos el pañal?” me espeta Lamama.  Quitarme el pañal y enchufarme otro, ya sin caca, sí, pero de igual corte y confección y que será reemplazado por otro exacto en cuanto tenga yo a bien volver a hacer de vientre, no es un cambio. Es un recambio en toda regla. Y todo se extrapola, también para este enorme pañal llamado mundo. Nos mean, señores… nos desbordan de mierda, nos enchufan un pañal nuevo y a correr.  

Los recambios de pañal son un momento interesante para mis pequeños soliloquios. Hace unos días he descubierto que tengo cola, o al menos he empezado a hacerla caso. Cuando ya anda bien limpita, hago una de romanos: me agarro las pelotas con la mano derecha, juro decir la verdad, y testifico. Empiezo a largar a Lamama o al Páter todo lo que me está pasando, cómo veo esto y lo otro, y lo de más allá. Declaro y explico mis pequeños aconteceres en lo físico y lo moral. Ah, por cierto, Lamama ha jurado, sin agarrarse nada, que tratará de hablar con propiedad y sólo se referirá a cambios de paquete cuando me vista con el paño azul playero, adornado de peces de colores. En lo habitual, hablaremos de recambio. Evitaremos así las falsas expectativas y no desbordaré de alegría pensando en baños en la playa a no ser que efectivamente toquen.

He escuchado ya más de una vez… ¿Y qué será éste cuando crezca? Pues éste no lo tenía muy claro hasta hace poco, pero este mundo absurdo y sus pequeños héroes le están dando ideas. Quiero ser anarquista. Sólo pensar en esa doble vida de la que hablaba Lucio Urtubia me pone a cien. ¡Qué viva la libertad absoluta del hombre y del ciudadano! No quiero hacer, ni mucho menos, apología del descontrol pero ¿Acaso ahora con control hay libertades? Esto me lleva de nuevo a hablar de los detalles… palabras parecidas pero radicalmente opuestas:

Libertad no es libertinaje. Que no señores, que no es lo mismo. Que usted no tiene derecho a gastar el dinero del prójimo en vicio, impudicia e indecencia. Que no. 

Ni que hablar del posible parecido entre liberal y libertario. ¡Ja! El lenguaje es lo que tiene.

Lamama y Páter también serían anarquistas, ya saben.

Uff, otra vez se me ponen los pelos –los cuatro que tengo- como escarpias. Así paso yo los días, de susto en susto, de exabrupto en exabrupto. ¿Comprenden ustedes por qué me quiero hacer anarquista? Lucio dice que el anarquismo hoy en día tiene más sentido que nunca. Pues a ver si nos vamos enterando. A ver si las generaciones venideras no estamos tan confundidas y vamos hablando con propiedad. Yo, ya les digo que estoy en ello, dale que te dale estudiando el palabrerío ahora que soy una esponja (como Bob) –y que su esfuerzo me cuesta, ya les dije-

En fin, que el estudio del lenguaje me está haciendo los días mucho más llevaderos. De una cosa salto a otra y vuelta a empezar. La semántica me tiene fascinado, y hace que me pregunte por qué existen palabras totalmente distintas en su morfología pero aun así la gente las confunde. Expropiar no es robar. Claro ejemplo.

Si quiero ser anarquista tengo que buscarme un sobrenombre. No porque los grandes anarcosindicalistas lo hayan tenido, pues ellos eran conocidos por sus apellidos. Pero me apetece. En realidad, el que me gusta es Malatesta. Me rechifla porque no deja muy claro si uno es anarca o un pirata, profesión que todo hay que decirlo, también me he planteado. Como ya está pillado, seguiré pensando…

Si es que me dejan ¿Han oído hablar del pensamiento único?